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Día Nacional de la Policía
Desde 1999, cada 19 de abril se celebra en Argentina el Día Nacional del Policía. Un homenaje a los representantes de las fuerzas de seguridad que se instauró debido a que, en esa misma fecha, pero en 1947, se sentaron las bases para lo que sería el Convenio Policial Argentino.
En rigor, pasó mucho tiempo para que se aprobara aquel convenio. De hecho, recién un 19 de abril de 1983, el Congreso Extraordinario de Jefes de Policías y Fuerzas de Seguridad del País de Seguridad del País, se reunió en la Ciudad de La Plata y lo aprobó de forma provisoria. Finalmente, el definitivo se selló el 10 de octubre de 1985 a través del decreto N° 1988.
Más adelante, durante el gobierno de Carlos Menem, se instituyó el 19 de abril como el «Día Nacional del Policía».
«Se celebrará todos los años, a fin de evocar la ardua misión de las instituciones policiales y fuerzas de seguridad del país, felicitar a quienes se hubieren destacado extraordinariamente y rendir honores a quienes en cumplimiento del deber murieron o sufrieron grave daño en su salud», precisa el artículo 1° del decreto 368/99, que estableció la fecha de celebración.
Oración del Policía
Cuando patrulles la ciudad y sientas,
Que es tu misión sagrada custodiarla;
Cuando veles el sueño de los otros,
Y creas en el apostolado de tu guardia;
Cuando el eco de tus pasos en la noche,
Lleven tranquilidad y den confianza,
Y representes la paz en cada esquina,
Bajo el sereno control de tu mirada,
Cuando el frío y el sol muerdan tu carne,
Sin que se mueva un músculo en tu cara;
Cuando el miedo penetre en tus entrañas;
Y encuentre allí un altar de fe cristiana,
Cuando tengas la humildad de los valientes,
Para ordenar hacer lo que mas cueste,
Y los hombres te sigan por ti mismo
Aunque vayas incluso hacia la muerte;
Cuando impongas respeto y disciplina,
Con tu sola presencia ante quien sea;
Cuando nadie juzgue nunca tu conducta,
Porque no das lugar para que puedan,
Y el código de honor que guíe tus actos,
Marque el norte vital de tu existencia;
Cuando en cada amanecer mires al cielo,
Agradeciendo a Dios poder decir presente,
Cuando la lista de muertos día a día,
Signifiquen para ti deudas pendientes,
Y en llanto de huérfanos y viudas,
Encuentres para luchar un aliciente;
Cuando el surco caliente de una bala,
Rompa el espejo negro del silencio;
Cuando florezca un clavel ensangrentado
En el pecho de tu compañero,
Y elevas al señor una plegaria,
Sin rencor, ni queja, ni lamento;
Cuando debas tirar y tu disparo,
Sea sin odio y a la vez certero;
Cuando aceptes morir solo en una calle,
Teniendo como mortaja el firmamento,
Y aspires a formar junto a los otros,
Que hacen guardias junto a los luceros;
Cuando seas imparcial contigo mismo,
Sin creerte poseedor de las verdades,
Cuando puedas reprimir impulsos propios,
Desechando egoísmo, envidia y vanidades,
Y logres irradiar sin falsas poses,
Esa hombría de bien con que se nace;
Cuando estés penetrado totalmente,
De tu hermosa misión en esta tierra;
Cuando no te encandilen los honores,
Ni el poder se te suba a la cabeza,
Y el dinero no pueda doblegarte,
Ni ponerle precio a tu decencia;
Cuando eso consigas con tu esfuerzo,
Recién entonces habrá llegado el día,
En que puedas gritarle al universo,
Por la gracia de Dios…Soy Policía.
¡Feliz día a los profesionales que cuidan del país y de sus ciudadanos!