Contenido principal
Día Mundial del Agua
El Día Mundial del Agua se celebra cada 22 de marzo con el objetivo de recordar la relevancia de este recurso esencial y promover su preservación.
El Día Mundial del Agua se origina en la Conferencia de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente y el Desarrollo en Río de Janeiro, Brasil, celebrada del 3 al 14 junio de 1992; después de la cual, La Asamblea General de las Naciones Unidas adoptó la resolución por la que el 22 de marzo de cada año, fue declarado Día Mundial del Agua.
Celebrar el agua y crear conciencia sobre la crisis mundial de este recurso vital, con un enfoque central de la observancia es apoyar el logro del Objetivo de Desarrollo Sostenible (ODS) 6: agua y saneamiento para todos en 2030.
Contar con un día que nos invita a profundizar en el tema del agua como recurso, nos permite reflexionar, y que esto sea el punto de partida para encontrar maneras de cuidarla. La celebración de este día tiene como objetivo, fomentar la comprensión de la medida en que el desarrollo de los recursos hídricos contribuye a la productividad económica y al bienestar social. Alrededor de todo el mundo se realizan diversas actividades, para concientizar a la población sobre el cuidado de este recurso irreemplazable.
Lema 2022
Este año, el lema es "La importancia del agua" para recordar la relevancia del agua dulce a la que todavía cerca de 2 200 millones de personas no pueden acceder. Por ello, este día busca encontrar medidas para abordar el Objetivo de Desarrollo Sostenible No 6: Agua y saneamiento para todos antes de 2030.
El ODS 6
La finalidad del ODS (Objetivo de Desarrollo Sostenible) 6 es garantizar la disponibilidad de agua y el saneamiento para todos; si no comprendemos a fondo el valor real y multidimensional que tiene, no podremos preservar este recurso crítico en beneficio de todos.
La ONU propone desde estas cinco perspectivas diferentes, valorar: 1- las fuentes de agua como recursos hídricos naturales y ecosistemas, 2- las infraestructuras hidráulicas de almacenamiento, tratamiento y suministro, 3-los servicios relacionados con el agua potable, de saneamiento y servicios de salud, 4-el agua como insumo para la producción y la actividad socioeconómica, tales como alimentación y agricultura, energía e industria, empresas y empleo, y 5-los aspectos socioculturales del agua como las cualidades recreativas, culturales y espirituales.
Es un derecho humano
El agua es un elemento esencial del desarrollo sostenible, los recursos hídricos, y la gama de servicios que prestan, juegan un papel clave en la reducción de la pobreza, el crecimiento económico y la sostenibilidad ambiental. El agua propicia el bienestar de la población y el crecimiento inclusivo, y tiene un impacto positivo en la vida de miles de millones de personas, al incidir en cuestiones que afectan a la seguridad alimentaria y energética, a la salud humana y al medio ambiente.
En el año 2010, la ONU reconoció que “el acceso al agua potable y el saneamiento, es un derecho humano esencial para el pleno disfrute de la vida y de todos los derechos humanos.” Es un derecho humano para toda persona sin discriminación, a disponer de agua suficiente, segura, aceptable, accesible y asequible para uso personal y doméstico, y comprende el agua para el consumo, el saneamiento, la colada, la preparación de alimentos y la higiene personal y doméstica. Sin embargo, una de cada tres personas no tiene agua potable, y para el año 2025 la mitad de la población mundial vivirá en zonas con escasez de agua.
Más de 2200 millones de personas viven en países que sufren un gran estrés hídrico, y unos 4000 millones padecen una grave escasez de agua durante al menos un mes al año. Cerca de 3000 millones de personas en todo el mundo aún carecen de instalaciones básicas para lavarse las manos, y este es un dato muy preocupante mientras seguimos transitando la pandemia del COVID-19. De aquí a 2050, la demanda mundial de agua dulce aumentará entre un 20% y 30% respecto del nivel actual.
En la actualidad, el agua es un recurso sumamente amenazado por el crecimiento demográfico, la demanda en constante aumento de los sectores agrícola e industrial, y los efectos cada vez más graves del cambio climático.