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Día mundial para la prevención del suicidio
Cada 10 de septiembre se conmemora el Día mundial para la prevención del suicidio, con el objetivo de sensibilizar a la población mediante un conjunto de acciones tendientes a generar la detección temprana de la problemática y poder brindar un tratamiento oportuno y adecuado.
El Día Mundial para la Prevención del Suicidio fue establecido por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y cuenta con el patrocinio de la Asociación Internacional para la Prevención del Suicidio. En la Argentina, el Día Nacional de Prevención del Suicidio fue declarado por la Cámara de Diputados de la Nación en 2010.
El suicidio constituye un problema de salud pública muy importante ya que provoca casi la mitad de todas las muertes violentas en el mundo y se traduce en cerca de un millón de víctimas al año. Actualmente es una de las tres principales causas de muerte en el mundo entre los jóvenes y adultos de 15 a 34 años y entre adultos mayores de más 60 años.
Por cada suicidio cometido, se llevan a cabo otros 20 intentos que terminan con graves lesiones, como hospitalizaciones y secuelas emocionales, tanto para el potencial suicida como para la familia y su entorno cercano.
Hacer visible una tragedia social como es el suicidio, es una oportunidad para pasar de un tema tabú, a la necesidad de romper silencio y hablar públicamente del tema para prevenirlo.
El suicidio es un tema que produce sensaciones tan angustiosas que la comunidad entera suele mirar para otro lado, lo que provoca indiferencia y deja más solo al que sufre. Es una de las formas de morir más trágicas y dolorosas. A su vez provoca severas secuelas emocionales en su entorno socio- familiar.
Los factores de riesgo son las enfermedades mentales, principalmente la depresión, los trastornos bipolares, los trastornos por consumo de alcohol y sustancias y la violencia. El malestar social y económico es también un factor predisponente en estos casos.
El suicidio es un proceso, y en cualquier etapa es posible intervenir con prevención, cuya base es la escucha. Algunos indicadores o señales de alarma, que pueden dar las personas que atraviesan una situación de riesgo son: retracción de los vínculos sociales, aislamiento, irritabilidad con los más cercanos, alteraciones del sueño, pérdida de deseo, reiteradas alusiones a la muerte, amenaza de suicidio o sentimiento de desesperanza. En ningún caso hay que banalizar el intento suicida.
Hay que trabajar fuertemente en derribar mitos tales como que el hablar sobre el suicidio le da la idea o desencadena el acto. Al contrario, con una escucha compasiva sin juzgar es más probable que ayude a reducir la angustia que a exacerbarla.
También sabemos que, quien intenta suicidarse pretende acabar más bien con el dolor psicológico y no con la propia vida.
Todos estos datos no hacen más que reafirmar que la escucha atenta, comprensiva, compasiva y amorosa puede y debe ser nuestra principal herramienta en la prevención del suicidio.