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Aniversario de la Batalla de Caseros

02/02/2022

Mañana, 3 de febrero, se conmemora un nuevo aniversario de la Batalla de Caseros. La participación de Justo José de Urquiza en este episodio bélico, considerado una bisagra en la historia argentina, determinó que mañana, como cada año, sea día feriado en el territorio de nuestra provincia.

En palabras de Juan Bautista Alberdi “La victoria de Caseros (…) viene a poner al país en el camino de su organización y progreso y así considerada, es un evento tan grande como la Revolución de Mayo”.

La victoria de Urquiza en Caseros fue el puntapié de un proceso de reorganización que culminó con la sanción de la Constitución Argentina, promulgada el 1 de mayo de 1853, y la elección del primer presidente constitucional de la República.

La batalla tuvo lugar en las cercanías del Palomar de Caseros, donde hoy está el Colegio Militar de la Nación. Y a menos de 1000 metros donde está el aeropuerto de El Palomar.

 

BATALLA DE CASEROS (03/02/1852)

Nueve meses antes de enfrentarlo en la Batalla de Caseros, el 1º de mayo de 1851, JUSTO JOSÉ DE URQUIZA anunció su ruptura con JUAN MANUEL DE ROSAS por medio de un documento conocido como “El pronunciamiento de Urquiza”, donde declaró que la provincia de Entre Ríos reasumía el ejercicio de su soberanía, quedando así separada de hecho del resto de la Confederación.

Comienza entonces la campaña de URQUIZA para derrocar a JUAN MANUEL DE ROSAS. Las acciones se iniciaron en julio de 1851. Es cuando URQUIZA cruza el río Uruguay, cerca de Colón, provincia de Entre Ríos e invade territorio oriental, que estaba bajo control de ROSAS. Con el apoyo de tropas y barcos brasileños, se levanta el Sitio de Montevideo impuesto por ROSAS. Luego URQUIZA concentra sus fuerzas en Diamante, provincia de Entre Ríos, cruza el río Paraná y se dirige a Buenos Aires. A fines de 1851, Rosario y Santa Fe caen a su poder y, en enero de 1852, el Ejército Grande ya estaba a las puertas de Buenos Aires.

Antes, precisamente el 29 de marzo de 1851, URQUIZA suscribió con los gobiernos de Montevideo y del Brasil, una alianza ofensiva y defensiva, destinada a mantener la independencia uruguaya, pacificar su territorio, expulsar a MANUEL ORIBE y luego proceder a la libre elección de un presidente, que reemplace al “rosista” Oribe. El plan pretendía terminar primero con el largo sitio de Montevideo, pacificar el Estado Oriental y luego, iniciar operaciones para derribar a su ahora enemigo, el Gobernador de Buenos Aires, JUAN MANUEL DE ROSAS, verdadero objetivo de tales alianzas y movimientos.

A mediados de junio, URQUIZA ultimó con sus aliados los preparativos para invadir el territorio oriental y al mes siguiente cruzó el río Uruguay con el general EUGENIO GARZÓN, que había sido nombrado jefe de los efectivos orientales, mientras parte de la escuadra brasileña penetraba en aguas del río de la Plata.

URQUIZA estableció su cuartel general en Gualeguaychú, donde recibió contingentes de soldados que reforzaron su ejército y acampó a orillas del río Paraná, próximo a la ciudad de Diamante. En esos momentos sus fuerzas se componían de unos 28.000 hombres, de los cuales 22.000 eran argentinos (11.000 entrerrianos, 6.000 correntinos y 5.000 porteños), 4.000 brasileños, 2.000 orientales, apoyados con 50 piezas de artillería; mientras en territorio oriental, aguardaba listo para entrar en acción un ejército brasileño de reserva, con 10.000 hombres. Mientras tanto, Rosas no tomaba ninguna medida que la prudencia le hubiera aconsejado en tales circunstancias. Recién a mediados de noviembre de 1851, el general ÁNGEL PACHECO, jefe de todos sus efectivos, organizó algunos regimientos de milicias, pero tampoco concibió ningún plan de batalla.

El 23 de diciembre, Urquiza inició las operaciones con el cruce del caudaloso río Paraná, bajo la protección de la escuadra brasileña. Una vez en la provincia de Santa Fe, no encontró la resistencia que esperaba, pues su gobernador ECHAGÜE —al no recibir refuerzos— dispuso retroceder para unirse con Rosas.

Un episodio ocurrido en la noche del 10 de enero de 1852 provocó alarma en las filas del “Ejército Grande”. Los 700 hombres del regimiento puesto a las órdenes del coronel LEÓN AQUINO se sublevaron en “El Espinillo” y luego de asesinar a sus jefes, se dirigieron hacia Buenos Aires, para incorporarse a las fuerzas de ROSAS. Este incidente no impidió al ejército de URQUIZA —que aprovechó los desaciertos de PACHECO — para avanzar sobre la capital sin mayor dificultad, con excepción de un pequeño encuentro con HILARIO LAGOS quien, con escasos efectivos, trató de oponerse al avance de URQUIZA, siendo dispersado. PACHECO no supo aprovechar las ventajas que le ofrecía el arroyo Del Medio, con sus orillas muy pantanosas, para tender allí una línea de defensa y desautorizó a LAGOS, cuando éste le sugería hacerlo.

En la mañana del 29 de enero el ejército aliado, conocido como el “Ejército Grande”, llegó a Luján y al día siguiente, su vanguardia se encontraba a unas dos leguas de las avanzadas rosistas que cubrían el “Puente de Márquez. El jefe de éstas que había sido destacado allí para detener el avance de URQUIZA, decidió declinar el mando y se retiró, hacia su estancia en “El Talar”, obligando a que Rosas tomara personalmente el mando de sus tropas. El 2 de febrero, en su campamento instalado en Santos Lugares, Rosas reunió una Junta de Guerra a la que asistieron el general MANUEL CHILAVERT y los coroneles HILARIO LAGOS, JOSÉ DÍAZ, GERÓNIMO COSTA y otros jefes, que decidieron confiarlo todo a una batalla campal. El ejército aliado continuó su marcha y en la madrugada del 3 de febrero de 1852, atravesó sin dificultad el arroyo Morón y extendió sus líneas frente a la posición que ya ocupaba el de Rosas, quien había dispuesto sus efectivos en las alturas de Caseros (hoy Estación “El Palomar” del Ferrocarril San Martín, a tres leguas de Buenos Aires.

 

El escenario

El palomar y la chacra de DIEGO CASERO, situados ambos en las tierras que hoy ocupa el Colegio Militar de la Nación, en el Partido Tres de Febrero, de la provincia de Buenos Aires, fueron el escenario del combate. El palomar fue ocupado por la infantería rosista. El casón, que en 1852 era propiedad de SIMÓN PEREYRA, funcionó como Hospital para la atención de los heridos en combate y fue el puesto de comando de ROSAS.

 

Los participantes

Ejército Grande (integrado por tropas de Buenos Aires, Corrientes, Entre Ríos, Brasil y la Banda Oriental): General JUSTO JOSÉ DE URQUIZA, general en jefe de Ejército Grande; Coronel César Díaz, Jefe de la División Oriental, Almirante JUAN P. GRENFELL, Comandante de la Armada Brasileña.

Ejército rosista (integrado exclusivamente por tropas de Buenos Aires y Santa Fe): Brigadier general JUAN MANUEL DE ROSAS, Gobernador de Buenos Aires; Coronel HILARIO LAGOS, jefe de la División Norte; Coronel MARTINIANO CHILAVERT, Jefe de la División Centro.

 

La batalla

A las nueve de la mañana del 3 de febrero, el Ejército Grande se traba en lucha contra las fuerzas de JUAN MANUEL DE ROSAS. El coronel CHILAVERT, desde su posición en el Palomar de Caseros, inició el combate con un intenso cañoneo que fue rápidamente respondido por la artillería brasileña y URQUIZA, apercibido que el flanco izquierdo enemigo era su lugar más vulnerable, envió hacia allí su caballería, logrando imponerse luego de duro combate. El ala derecha mientras tanto hacía denodados esfuerzos para rechazar el ataque al que era sometida, pero vanos fueron éstos y debió replegarse desordenadamente, dejando que fuera CHILAVERT quien ofreciera la última resistencia a un demoledor ataque, ante el que sólo sucumbió, cuando sus piezas quedaron sin municiones, siendo él mismo hecho prisionero. La lucha había durado poco más de una hora y las fuerzas de ROSAS fueron finalmente vencidas, y dispersadas. El triunfo de URQUIZA fue completo. Quedaron en su poder unos 7.000 prisioneros, ochenta carros, quinientas carretas, todo el parque, sesenta cañones y numerosas armas de pequeño calibre.

Producida la derrota, un pequeño contingente cubriéndolo a ROSAS se alejó del campo de batalla y fue perseguido, sin éxito, por soldados de URQUIZA. ROSAS, acompañado solamente por LORENZO LÓPEZ, se dirigió hacia la ciudad de Buenos Aires, entrando por el “Hueco de los Sauces (hoy Plaza Garay).

Allí escribió su renuncia dirigida a la Legislatura e inmediatamente después se dirigió hacia la casa del Ministro plenipotenciario británico, ROBERTO GORE, donde se refugió hasta que con su hija Manuelita pudo embarcarse en la fragata inglesa “Centauro” que estaba surta en el puerto de Buenos Aires. Cuatro días después ROSAS y sus allegados transbordaron a la nave “Conflict”, que los traslado hasta Inglaterra.

 

Para la Directora del Museo Histórico Nacional, María Inés Rodríguez Aguilar “es clave ver que en 1852, el Estado Argentino, no existía; se fue haciendo. Las fronteras dependían de equilibrios regionales inestables. Frente a estados ya consolidados como Chile o Brasil, el sistema de ROSAS no tenía futuro porque se basaba en pactos interprovinciales de palabra, en no reconocer la independencia de Paraguay, en intervenir en las guerras civiles de Uruguay o el sur de Brasil. URQUIZA vio que el Litoral debía modernizarse rápidamente” (dixit Eduardo Pogoriles)

 

Fuente: http://acciondelarroque.com.ar/