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2 de abril - Día Mundial de la concienciación sobre el AUTISMO

01/04/2020

Si pudieras entrar en mi silencio, entenderías mis miradas.

Si pudieras escuchar mi corazón, te diría cuánto te quiero.

Si pudieras mirar más allá de mi distancia, sabrías que no quiero estar solo.

No me juzgues por no ser como tú, ni me pidas que llegue a serlo.

Yo tengo autismo, Pero soy mucho más que eso.

Leonardo Caracol

 


 

¿Qué sabemos sobre autismo?

 

¿Qué es el trastorno del espectro autista?

Los trastornos del espectro autista (TEA) son una discapacidad del desarrollo que puede provocar problemas sociales, comunicacionales y conductuales significativos. A menudo, no hay indicios en el aspecto de las personas con TEA que los diferencien de otras, pero es posible que quienes tienen un TEA se comuniquen, interactúen, se comporten y aprendan de maneras distintas.

Las destrezas de aprendizaje, pensamiento y resolución de problemas de las personas con TEA pueden variar; hay desde personas con muy altos niveles de capacidad (dotadas) y personas que tienen muchas dificultades. Algunas de ellas necesitan mucha ayuda en la vida diaria, mientras que otras necesitan menos.

Actualmente, el diagnóstico de TEA incluye muchas afecciones que solían diagnosticarse por separado e incluyen el trastorno autista, el trastorno generalizado del desarrollo no especificado de otra manera y el síndrome de Asperger. Hoy en día, a todas estas afecciones se las denomina trastornos del espectro autista.

 

Signos y síntomas

Las personas con un TEA a menudo tienen problemas con las destrezas sociales, emocionales y de comunicación. Es posible que repitan determinados comportamientos o que no quieran cambios en sus actividades diarias. Muchas personas con TEA también tienen distintas maneras de aprender, prestar atención o reaccionar ante las cosas. Algunos de los signos comienzan durante la niñez temprana y, por lo general, duran toda la vida.

Los niños o adultos con TEA podrían presentar las siguientes características:

  • No señalar los objetos para demostrar su interés (por ejemplo, no señalar un avión que pasa volando).
  • No mirar los objetos cuando otra persona los señala.
  • Tener dificultad para relacionarse con los demás o no manifestar ningún interés por otras personas.
  • Evitar el contacto visual y querer estar solos.
  • Tener dificultades para comprender los sentimientos de otras personas y para hablar de sus propios sentimientos.
  • Preferir que no se los abrace, o abrazar a otras personas solo cuando ellos quieren.
  • Parecer no estar conscientes cuando otras personas les hablan, pero responder a otros sonidos.
  • Estar muy interesados en las personas, pero no saber cómo hablar, jugar ni relacionarse con ellas.
  • Repetir o imitar palabras o frases que se les dicen, o bien, repetir palabras o frases en lugar del lenguaje normal.
  • Tener dificultades para expresar sus necesidades con palabras o movimientos habituales.
  • No jugar juegos de simulación (por ejemplo, no jugar a “darle de comer” a un muñeco).
  • Repetir acciones una y otra vez.
  • Tener dificultades para adaptarse cuando hay un cambio en la rutina.
  • Tener reacciones poco habituales al olor, el gusto, el aspecto, el tacto o el sonido de las cosas.
  • Perder las destrezas que antes tenían (por ejemplo, dejar de decir palabras que antes usaban).

 

Diagnóstico

El diagnóstico de los TEA puede ser difícil de hacer, debido a que no existen pruebas médicas, como un análisis de sangre, para diagnosticarlos. Para llegar a un diagnóstico, los médicos observan el comportamiento y el desarrollo del niño.

A veces, los TEA pueden detectarse a los 18 meses de edad o incluso antes. A los 2 años de edad, el diagnóstico realizado por un profesional con experiencia puede considerarse muy confiable. Sin embargo, muchos niños no reciben un diagnóstico final hasta que son mucho más grandes. Este retraso significa que hay niños con TEA que podrían no obtener la ayuda temprana que necesitan.

 

Tratamiento

Actualmente, no existe una cura para los TEA. Sin embargo, las investigaciones muestran que los servicios de tratamiento de intervención temprana pueden mejorar el desarrollo de estos niños. Estos ayudan a los niños desde el nacimiento hasta los 3 años de edad a aprender destrezas importantes.

Estos servicios pueden incluir terapia para ayudar al niño a hablar, caminar e interactuar con los demás. Por lo tanto, es importante hablar con el médico de su hijo lo antes posible si piensa que su hijo tiene un TEA u otro problema del desarrollo.

 

Causas y factores de riesgo

No se conocen todas las causas de los TEA. Puede haber muchos factores distintos que hagan que un niño tenga más probabilidades de tener un TEA, incluidos factores ambientales, biológicos y genéticos.

 

¿A quiénes afecta?

Los TEA ocurren en todos los grupos raciales, étnicos y socioeconómicos, pero es 4.5 veces más frecuente en los niños que en las niñas.

 

Si tiene alguna inquietud

Si piensa que su hijo puede tener un TEA o que puede haber un problema en la forma en que juega, aprende, habla o actúa, comuníquese con el médico de su hijo y coméntele sus inquietudes.

Si usted o el médico siguen teniendo inquietudes, pídale al médico que lo remita a un especialista que pueda evaluar a su hijo en mayor profundidad. Los especialistas que pueden hacer una evaluación en mayor profundidad y llegar a un diagnóstico son los siguientes:

  • Pediatras del desarrollo (médicos que tienen una capacitación especial en el desarrollo de los niños y en los niños con necesidades especiales)
  • Neurólogos pediatras (médicos que tratan el cerebro, la columna vertebral y los nervios)
  • Psicólogos o psiquiatras para niños (médicos especializados en la mente humana)